En plena oscuridad,
en el silencio imaginario,
fuiste humo dulce y luminoso entre mis dedos.
Volátil y esquivo por naturaleza,
pero pesado y tóxico para mi mente.
Elegiste mi cuerpo para sentarte,
pero sólo como humo.
Provocaste la fiebre que odio
preguntando por qué.
Reí mientras deseaba llorar
y sentí el viento del precipicio.
Me abracé a ti buscando apoyo
cuando contesté con la misma pregunta.
Quise decirte por qué.
Porque el que juzga es demasiado cruel.
Porque nos conocimos muy tarde
-tal vez fue muy pronto-.
Porque la duda nos acosa.
Porque puede que nos gane el orgullo.
Porque lo que tenemos ya es hermoso.
Explicaciones extensas,
palabras incómodas
y una lógica arrogante.
Fiel a mi papel,
sonriendo de dolor,
preferí escoger el silencio
y disfrutar tu esencia.
Dorian se encogió de hombros.
-Estoy cansado de la mujeres que le aman a uno. Las mujeres que nos odian son mucho más interesantes. Además, el opio es mejor.
El retrato de Dorian Gray ~ Oscar Wilde
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